El dormitorio es una de las habitaciones más importantes de nuestro hogar. En él pasamos una media de ocho horas al día. Por tanto, conviene tomar medidas para que sea un lugar sano, que nos permita descansar, liberar estrés y relajarnos del modo más natural posible. Si no seguimos unas pautas de sentido común podemos sufrir los efectos contrarios: cansancio, problemas respiratorios, migrañas, alergias, irritaciones, etc.
Una de las medidas que debemos tomar antes que nada es liberar nuestro dormitorio de productos químicos. Una cama libre de químicos peligrosos es fundamental para un descanso natural. Es aconsejable que tanto la cama, como el colchón, la ropa de cama o la almohada se hayan fabricado sin utilizar sustancias artificiales, sintéticas o industriales. Estos productos pueden causar alergias o irritaciones en dermis y epidermis, y están contraindicados para personas con problemas respiratorios o con elevada sensibilidad química (SQM). Además, ácaros y bacterias anidaran con facilidad, aumentando las probabilidades de empeorar nuestro descanso.
Y es que es en la cama donde los ácaros se sienten mejor. Esta especie de arácnidos microscópicos se alimentan de las escamas de nuestra piel, de la humedad de nuestro sudor y del calor que desprendemos al dormir. Los productos naturales combaten mejor a estos invasores por las propiedades hipoalergénicas que tienen y, además, son beneficiosos para el planeta.
Para empezar, la estructura de la cama es recomendable que sea de madera maciza (mejor si es de origen local o regional, y siempre de tala certificada), sin colas ni adhesivos químicos. La madera maciza es biodegradable y reciclable. Por eso debe tenerse en cuenta que nuestra cama no esté fabricada con conglomerados o virutas de madera compactadas, puesto que en su procesamiento se utilizan productos que influyen negativamente en el medio ambiente y en nuestro organismo. La fabricación de las camas de madera maciza es artesanal y combinan sistemas de presión y elasticidad óptimos para nuestro cuerpo. Otro aspecto a destacar de la cama de madera maciza es que no se utilizan herrajes o metales en su ensamblaje. Esta peculiaridad evitará que la cama actúe como amplificador de campos electromagnéticos que podrían afectar al sueño o al descanso en general. El mismo consejo debemos seguir para escoger nuestro somier: libre de plásticos y hecho de listones de madera maciza, como decíamos, con sistemas de presión y elasticidad ideados para regenerar nuestro organismo mientras dormimos.
El colchón es otro elemento que marcará la diferencia en nuestro dormitorio ecológico. Conocemos el colchón convencional como aquel fabricado con muelles metálicos, con fundas de poliéster o con espumas de poliuretano, por poner algunos ejemplos. Este tipo de colchón es extremadamente dañino para el planeta, tanto por los productos químicos que se utilizan como por la cantidad de energía que se necesita en su fabricación. Además, no son reciclables. A nosotros nos afectará negativamente en el sueño: los muelles metálicos repercuten en el magnetismo, la espuma de poliuretano no transpira y favorece el anidamiento de ácaros, y el poliéster es uno de los principales agentes alérgicos en las personas con sensibilidad química (SQM). También, a menudo, estos colchones llevan diferentes tratamientos anti-ácaros y anti-bacterias que, aunque cumplan la normativa europea, pueden afectar a la salud.
Nuestra recomendación para tener un dormitorio natural es la elección de un colchón de látex natural certificado (caucho natural del árbol tropical Hevea brasilensis), nunca de látex sintético (derivado del petróleo). También se puede elegir un colchón de látex natural combinado con otros productos ecológicos como el algodón orgánico, la lana pura de oveja, el crin de caballo o la fibra de coco ecológica. Estos materiales son renovables, transpirables, biodegradables y con propiedades anti-bacterianas y anti-fúngicas naturales, ya que evitan el desarrollo de estos organismos. Ekoideas elaboró la Guía para elegir un buen colchón natural con el objetivo de facilitar toda la información necesaria para escoger un buen colchón ecológico.
Otra opción es el futón, el colchón tradicional japonés, que se fabrica a mano con productos naturales. El futón es un colchón grueso principalmente fabricado de algodón, aunque también puede hacerse de lana, látex u otros materiales, o una combinación de los mismos, dependiendo de la rigidez o elasticidad que deseemos. El futón es transpirable y confortable, tanto en verano como en invierno. La base de cama donde se coloca debe permitir su transpiración, y normalmente es una estructura de cama de láminas de madera maciza o bien un tatami de madera y paja prensada de arroz. Ekoideas también elaboró la Guía para elegir un buen futón natural, en la que se explican las ventajas de este tipo de colchón oriental.
En cuanto a la ropa de cama debemos seguir con las mismas pautas puesto que estará en contacto directo con nuestra piel: fibras naturales como la seda, el lino o el algodón libres de tintes o procesos químicos. Hoy en día en las tiendas de ropa de cama o grandes almacenes lo más habitual es encontrar sábanas de mezcla de algodón y poliéster. A veces, llevan un acabado permanente de resina para evitar que se arruguen. Lo mejor es huir de estas sábanas y tratar de encontrarlas hechas de algodón 100%, seda o lino certificado, dependiendo de lo que nos queramos gastar. La ropa de cama hecha con estas fibras sigue criterios de responsabilidad medioambiental desde el cultivo hasta el procesado y es inocua para las personas que sufren alergias o padecen de sensibilidad química (SQM).
Importante es también la elección del edredón. Un buen relleno en nuestro edredón nos facilitará las condiciones idóneas de transpiración, absorción de humedad o repulsión de bacterias y hongos. Como sucede en las sábanas, las fibras del relleno y la funda se obtienen de procesos respetuosos con el planeta, dejando la mínima huella ecológica. Las principales fibras utilizadas son el algodón orgánico, la pura lana de oveja, el pelo de camello o la lana de yak, pero podéis conocer más aspectos de estas fibras naturales en este artículo del Blog de ekoideas. Existen edredones con relleno sintético (de fibras de polipropileno), mucho más económicos que los de relleno orgánico y también mucho más perjudiciales para la salud y el planeta.
Para terminar, haremos una breve referencia a las almohadas naturales. Existen almohadas de algodón, de látex, de lana e incluso de fibra de espelta. En cada caso se aprovechan las cualidades físicas o térmicas de cada uno de los rellenos, pero en todos los casos se trata de materiales naturales y transpirables. Es fácil encontrar almohadas sintéticas con relleno de poliéster, de polipropileno o de espuma de poliuretano. Estos materiales, que en definitiva son plásticos, pueden rechazarse a favor de una almohada de materiales naturales. Por otro lado los últimos estudios médicos han demostrado que tanto las almohadas como los edredones de plumas de ave pueden causar enfermedades respiratorias.
Capítulo a parte merecería la limpieza del dormitorio. Sólo comentar que es aconsejable cambiar la ropa de cama cada semana, airear la estancia en horas de mínima circulación del polen, evitar que entren las mascotas, aspirar diariamente el suelo y no tener un exceso de muebles u objetos de decoración en los que se pueda acumular fácilmente el polvo. Por último recordad que los materiales ecológicos de nuestro dormitorio son elementos naturales y es indispensable airearlos y que transpiren para una buena conservación.
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